La Tecnología del Espacio Abierto (TEA) es un método dinámico y participativo de organizar reuniones, conferencias y encuentros. Fue desarrollado por Harrison Owen en la década de 1980 y desde entonces ha ganado popularidad en todo el mundo como método eficaz para fomentar la colaboración, la creatividad y el compromiso. La TEA se basa en la autoorganización, la inclusividad y el orden emergente.
En el fondo, la TEA se basa en la creencia de que los participantes son los más capacitados para abordar los problemas. Crea una estructura abierta y flexible que permite a los individuos establecer su propia agenda, compartir su experiencia y colaborar en temas de interés mutuo. Los fundamentos de la TEA pueden entenderse a través de los siguientes elementos clave:
- Círculo de apertura: Un evento de TEA comienza con un círculo de apertura en el que el facilitador explica los principios y directrices del proceso. Se invita a los participantes a responsabilizarse de sus propias experiencias y contribuciones. El animador también introduce el concepto de la “ley de los dos pies”, que permite a las personas pasar de un debate a otro si consideran que no están aprendiendo o contribuyendo.
- Mercado de ideas: Tras el círculo de apertura, el animador invita a los participantes a proponer temas o cuestiones que les apasionen y que les gustaría explorar. Estas propuestas se escriben en grandes hojas de papel o tarjetas y se cuelgan en una pared o tablón de anuncios designados, creando un mercado de ideas. Las propuestas pueden abarcar desde cuestiones o retos específicos hasta temas o áreas de interés más amplios.
- Autoselección: Una vez expuestas las propuestas, los participantes pueden revisarlas y decidir a qué sesiones quieren asistir. Se les anima a seguir sus intereses, pasiones y conocimientos a la hora de elegir. Este proceso de autoselección garantiza que las personas participen realmente en los debates y se impliquen en los resultados.
- Sesiones de trabajo: Las propuestas seleccionadas se convierten en la base de las sesiones o grupos de debate. Los participantes se reúnen en pequeños grupos para explorar los temas elegidos. No hay programas preestablecidos ni resultados prescritos, lo que permite que las conversaciones se desarrollen orgánicamente. Los debates son autoorganizados y se anima a los participantes a compartir libremente sus experiencias, puntos de vista y preguntas.
- Documentación e informes: Durante las sesiones, se anima a los participantes a que tomen notas, recojan las ideas más importantes y registren las medidas o compromisos que surjan de los debates. Estas notas pueden presentarse en forma de rotafolios, documentos electrónicos o cualquier otro método que funcione mejor para el grupo. Al final de cada sesión, un representante del grupo comparte un resumen o informe con la asamblea general, destacando los puntos clave y las medidas de seguimiento.
- Círculo de clausura: El acto de TSO concluye con un círculo de clausura, en el que los participantes reflexionan sobre sus experiencias y puntos de vista. Esto brinda la oportunidad de compartir aprendizajes, expresar gratitud y reconocer el valor de la sabiduría colectiva que surgió durante la reunión. El círculo de clausura también sirve de transición, ya que los participantes vuelven a sus funciones y responsabilidades habituales, aprovechando las ideas y conexiones generadas durante el acto.
