Ii consideráramos que hemos llegado al final de otro ciclo tecnológico, ¿cómo podemos aprovechar las lecciones aprendidas durante el ciclo anterior?
En primer lugar, permítanme explicar a qué ciclo me refiero.
Ondas largas
Reconocido por economistas de renombre como Joseph Schumpeter y Carlota Pérezel economista agrícola ruso Nicolai Kondratieff sugirió que las economías capitalistas pasan por un crecimiento y un declive a largo plazo impulsados por la innovación tecnológica.
Se cree que estos ciclos, conocidos como ondas K, duran entre 50 y 60 años. Teniendo en cuenta el aumento de la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad, creemos que podemos haber llegado al final de la 5ª onda larga (¿1974-2024?).
Como puede verse en el gráfico, la 4ª onda larga desapareció entre 1974 y 1980. Curiosamente, las observaciones realizadas por Peters y Waterman de las empresas mejor gestionadas a finales de los setenta y principios de los ochenta, descritas en In Search of Excellence, Lessons from America’s Best Run Companies, abarcaban precisamente ese periodo. Aunque hay mucho que aprender del estudio McKinsey, la “emergencia discreta” puede ser la mejor manera de caracterizar el modo de funcionamiento predominante de estos valores atípicos.
Las empresas mejor gestionadas
En su bestseller, En busca de la excelencia, los consultores de McKinsey Peters y Waterman constataron que las empresas con mejores resultados, coincidiendo con el final de la anterior ola K, vivían la noción de que las personas son sus activos más importantes.
En contra de la noción de gestión imperante en la época ─ que los perturbadores fanáticos, los perturbadores de la paz, debían ser contenidos en favor de la continuidad ─ estas empresas mejor gestionadas creían que cuando las personas controlan su destino, guiadas por la motivación intrínseca y la autodeterminación, rinden mucho, mucho mejor. Décadas más tarde, autores como Daniel Pink y Tim Collins confirmarían estas primeras conclusiones.
Dado que estas gigantescas empresas se dirigían desde torres de marfil, estas iniciativas necesitaban operar en modo sigiloso, a menudo con un presupuesto muy ajustado, lo que les obligaba a poner a prueba rápidamente sus hipótesis creando prototipos. Podrían ampliar sus iniciativas cuando alcanzaran determinados umbrales.
Muchos años después, Steve Blank y Eric Ries argumentaron que este tipo de modus operandi era exclusivo de las start-ups LEAN de Silicon Valley, pero puede que pasaran “por alto” el rompedor estudio realizado por los consultores de McKinsey sobre los incumbentes.
Emergencia discreta
Trabajando en el texto …